Hace un año, aproximadamente, me llamó la atención la "moda" que se había impuesto en muchos grandes almacenes y tiendas de España (e incluso en comercios no tan grandes) de entregar el ticket de caja, una vez realizada la compra, en papel satinado (liso y brillante). No le di más importancia, aunque me extrañó, porque no es normal que, en aras de una mejora estética (pensé), los comercios prefieran aumentar sus costes de producción, puesto que el papel satinado siempre es más caro que el normal, aunque sólo sea en unos pocos céntimos por compra.
Cuál no sería mi sorpresa hace poco, cuando, buscando el ticket de compra de un aparato que había comprado hacía unos meses, garantizado por dos años, y que, repentinamente, había dejado de funcionar... el ticket estaba completamente en blanco. ¡Qué casualidad!... justo cuando iba a emplear un ticket para que me devolvieran el dinero, ya no existe ese ticket. ¡Qué mala suerte la mía! ¡Qué gafe! ¡Qué cenizo!
Pero se me ocurrió entonces mirar otros tickets de productos que había comprado por esas fechas... ¡y también estaban en blanco! Y no sólo los de los susodichos grandes almacenes, sino también los de otros almacenes y establecimientos que, sospechosamente, se habían puesto de acuerdo en sustituir los feos tickets de caja mate de antaño por los bonitos, pero delebles, tickets satinados de los nuevos tiempos.
Aún conservo tickets antiguos, de hace años, perfectamente legibles.
¿Estos son los nuevos tiempos que nos esperan? ¿Unos nuevos tiempos en que pierdas la garantía de todo, pues todo acabará siendo efímero, virtual?...
Ver también el timo del "tocomocho" anglosajón