Fobos y Deimos
Las lunas de marte, Fobos ('Miedo') y Deimos ('Pánico') fueron descubiertas en 1877. Sin embargo, ciento cincuenta años antes, en 1726, el escritor inglés Jonathan Swift, sorprendentemente, ya las había descrito con bastante exactitud en su novela Los Viajes de Gulliver:
"Asimismo, ellos han descubierto dos estrellas menores, o satélites, que giran alrededor de Marte, donde la interior está a una distancia del centro del planeta primario de exactamente tres de sus diámetros y la más alejada a cinco. La primera gira por el espacio en diez horas, y la segunda en veintiuna y media, de modo que los valores de los cuadrados de sus tiempos de período están muy cercanos en proporción a los cubos de sus distancias desde el centro de Marte, lo que evidencia que están gobernados por las mismas leyes de gravedad que influencian a los cuerpos más pesados."
Por otra parte, el período orbital de Fobos es de 7,6 horas (Swift le asignó 10) y, el de Deimos, de 30 (no muy alejado de los 21,5 que le asignaba Swift).
Japeto
En 1968, doce años antes de la primera imagen tomada por la sonda Voyager, Arthur C. Clarke ya había descrito perfectamente el asombroso contraste entre zonas claras y oscuras de Japeto. En su novela 2001: Una odisea en el espacio, dejó esta descripción:
"Estoy volviendo a la parte diurna de nuevo, y es exactamente como informé en la última órbita. Este lugar parece tener casi sólo dos clases de materia de superficie. Su negra costra parece quemada, casi como carbón vegetal, y con la misma clase de textura en cuanto puedo juzgar por el telescopio. En efecto me recuerda mucho a una tostada quemada...
No puedo aún dar un sentido al área blanca. Comienza por un límite de una arista absolutamente aguda, y no muestra detalle alguno de superficie. Incluso puede ser líquida... es bastante lisa. No sé la impresión que habrán sacado ustedes de los vídeos que he transmitido, pero si se imaginan un mar de leche helada, tendrán exactamente la idea."
También resulta curiosa la referencia a una "arista absolutamente aguda", como si se refiriera a la extraña costura que circunvala gran parte del ecuador de Japeto.
Las predicciones en la Literatura
Como veréis las predicciones en la Literatura nunca han sido infrecuentes:
Al margen de los temas astronómicos, en 1898, catorce años antes de que el Titanic se hundiera, el marino estadounidense Morgan Robertson escribió una novela llamada Futilidad, que narraba una historia sobre un lujoso barco que se hunde en su viaje inaugural al chocar contra un iceberg en el Atlántico. La nave, era la más grande del mundo, con un casco triple y, teóricamente, imposible de hundir. Sus pasajeros pertenecían a la aristocracia y, además, no había suficientes botes salvavidas. El nombre de la embarcación era el Titán.
Y qué decir de Julio Verne y sus predicciones: el submarino, el viaje a la Luna, y hasta el fax...
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