El famoso banjista estadounidense Eddie Adcock, aquejado de una enfermedad que le provocaba temblores en sus manos, no dudó en pasar por el quirófano en el centro médico de Vanderbilt, en Nashville (Tennessee).
Para resolver el problema, los médicos decidieron abrir un hueco en el cráneo del músico y colocar una serie de electrodos directamente en el cerebro, con el fin de apagar la región del mismo que causaba los temblores. Durante la operación los médicos le "obligaron" a tocar el banjo, para así verificar que los electrodos estaban funcionando correctamente:
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